Jueves 5 de marzo de 2009
Toca volar a Madrid, ya que tengo Comisión de Fomento a las diez de la mañana en la cual se van a ver 6 mociones.
El día esta desapacible, hace viento y llueve algo. En el aeropuerto saco la tarjeta de embarque y paso a la sala ya que falta poco para embarcar, son las 7:15. Solo hay un aparato, cuando a esta hora también sale otro vuelo para Barcelona. Aparece el personal de tierra, pero al poco tiempo desaparece. Por los altavoces avisan que nuestro vuelo va a salir retrasado por problemas técnicos. De hecho han estado probando los motores a toda potencia. Con media hora de retraso subimos al avión al que el viento mueve como si fuera un juguete.
Despegamos y la cosa se mueve de mala manera hasta que coge altura. A las azafatas les da el tiempo justo para servir media docena de desayunos y piden disculpas por no poder hacerlo con todo el pasaje, y también por el retraso.
Como hemos llegado tarde, yo ya no llegare a tiempo para el comienzo de la Comisión. El taxista que me lleva al Senado, me dice que esta extrañado del colapso de trafico y va buscando alternativas para tratar de hacer el trayecto lo más rápida posible. Mi retraso ha sido de un cuarto de hora.
Han visto ya la primera Moción y han quedado que no se van a votar antes de las doce de la mañana. De las seis perdemos tres y las otras ha habido transaccionales en dos y otra se ha aprobado por unanimidad.
Comemos temprano para regresar a casa lo antes posible, pensando en los fuertes vientos. Embarcamos en hora, pero una vez dentro del avión, el Comandante nos informa que tenemos que esperar a unos cuarenta pasajeros, de otros vuelos, que tienen que conectar con el nuestro. La espera ha sido casi de una hora hasta que han llegado un grupo de jubilados, la mayoría de Irun, que venían de Benalamadena según me han dicho.
La aproximación al aeropuerto de S. Sebastián-Hondarria, ha sido como una atracción de feria a la que te subes para tener emociones fuertes, en este caso a lo bestia. Sube y baja, sobre todo caídas que te dejaban levitando. Tocamos tierra con fuerza ya que el viento es de unos 50 K. por hora. El comandante ha frenado en un espacio razonable y ha recibido un fuerte aplauso del pasaje.
Cada día me cuesta más subirme en un avión.