6 de febrero de 2009
Día tranquilo, hace frío y llueve de manera intensa. No apetece salir a la calle, pero mi hija nos ha dejado el perro y el animal me viene a levantar de delante del ordenador para que lo saque a pasear un rato por los alrededores. Me resisto un poco, pero al final cedo. Resultado que al regresar a casa hay que secarlo ya que nos hemos puesto como una sopa. Aprovecho la mañana para poner algo de orden en mis cosas y hacer algunas gestiones que tenía pendientes, por teléfono.
A la tarde acudo a la sociedad, donde con unos amigos jugamos unas partidas al “mus” y a la “escoba”. Termino la jornada, acompañado de mi mujer, acudiendo al tanatorio del Bidasoa para estar con un amigo que ha perdido a su madre.
En lo metereológico, se puede decir que ha sido un día de perros.