Leo, escucho, veo la televisión, y en todos estos medios se tratan temas relacionados con la construcción de viviendas, la especulación, los pelotazos de algunos desaprensivos. He escuchado hace unos minutos en un programa de Televisión a un magistrado del supremo algunas manifestaciones, que como poco, habrá que considerarlas como poco reflexivas y ligeras. Porque algunos políticos se dejen corromper y recojan en una servilleta de papel el acuerdo al que han llegado con un promotor o constructor, para un determinado desarrollo urbanístico, eso no significa que se pueda generalizar. Por otra parte, lo que se dice en cuanto a que los ayuntamientos utilizan el urbanismo para financiarse, tampoco es cierto. Los recursos que obtienen por aprovechamientos, 10% del suelo urbanizable y el impuesto de construcción, tienen muy poco peso en los ingresos municipales. Lo obtenido por el 10% del suelo urbanizable, tiene fijado de antemano a que se puede dedicar, que en ningún caso será para gastos corrientes y sí para viviendas de promoción publica, compra de suelo, etc.

Cuando llego Jesús Gil a la alcaldía de Marbella, algunos medios de comunicación destacaron como muy positivo que llegase a la vida municipal un hombre con criterios de empresario, que puso a la ciudad en lo más alto. No había delincuencia, ni mendicidad. Era la ciudad más limpia de Andalucía, aunque no tuviesen dinero para pagar a la contrata; se le reconoce la deuda y se le daba derechos constructivos. Todo un ejemplo de modelo de gestión, que afortunadamente no fue seguido más que por los alcaldes de su partido, el GIL. Y todo esto fue refrendado por los habitantes de Marbella que reeligieron a Jesús Gil y le dieron la mayoría absoluta. Así son las cosas, aquellos polvos trajeron los lodos posteriores.  Por supuesto no se me olvida como el Gobierno del PP, aprueba una Ley del Suelo que posibilita que pueda calificarse como suelo urbanizable, prácticamente todo el término municipal de cada municipio. El argumento era que al poner más suelo en el mercado, se producirá un abaratamiento en las viviendas. La realidad es que el valor del m2 en lugar de bajar, se incrementa, se multiplica.

Parece fuera de toda duda que hay políticos que se dejan corromper, pero para que eso se produzca es necesario que haya quien corrompe. Para las dos partes, debe caer el peso de la Ley con todo rigor. Esto es imprescindible para que el buen nombre de la mayoría de los alcaldes y concejales, que trabajan de verdad por sus pueblos y ciudades, quede limpio.